martes, 28 de agosto de 2012

Si haces caso a Monsieur Dufayel...

Si haces caso a Monsieur Dufayel, te darás cuenta de que eres más fuerte de lo que crees. Y esa montaña, no era tan empinada. Ni ese examen tan difícil. Ni ese problema tan importante. De donde paso mis días ahora he aprendido que, la mayor parte de las veces, el obstáculo más grande somos nosotros mismos. Y que nada ni nadie puede contigo si estás convencido de lo que haces de verdad...

 "Verá, mi pequeña Amélie, usted no tiene los huesos de cristal. Podrá soportar los golpes de la vida. Si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo su corazón se irá haciendo seco y frágil como mi esqueleto. A qué espera... ande, vaya a por él".

jueves, 16 de agosto de 2012

Entre los dedos de los pies.

Hay que dejarse sorprender. Que muchas veces nuestras pequeñas cabecitas no tienen ni la más mínima idea de cómo funciona esto de la vida. Que, a veces, el hilo invisible que une todas las piezas se vuelve un poquito menos invisible. Y por todo lo que te han quitado, de pronto, los lugares te regalan un giro de, por lo menos, noventa grados y algo de arena entre los dedos de los pies. Seiscientos kilómetros en una hora, tres millones de recuerdos por segundo. Y un verano, que empieza a saber a otoño. Y es que ya, por mucho que me quiera empeñar, no somos esos niños. No, al menos, en la piel y en los ojos. Puede queen lo que anda por detrás...

lunes, 6 de agosto de 2012

Aviones a punto de salir.

Que los veranos ya no son lo mismo de antes, eso no es ningún secreto. Ahora son distintos. Agridulces. Dulces solo. A veces, salados. Quién sabe si mejores. Solo distintos. Más cortos, eso sí. Lo que no cambia es ese nudo en la tripa. Dos días. Un avión a punto de salir. Esa semana que sabe a tres meses. Solo una, sí. Pero concentrada. 100% de combustible. Y una maleta con problemas de espacio. Y llena de 'por si acasos' y de canciones. Nada, nada, nada raro en mí.

domingo, 5 de agosto de 2012

Corazón de madera.

Agosto. El termómetro explota. Treinta y seis grados. Entre los latidos de una ciudad que no parece la misma, un corazón de madera. Que dicen que es aislante. Para mantener el calor. Mantener el calor??? Sí, el calor. Mantener el calor en el frío de los kilómetros. El único frío que no se nota en la piel.